Studebaker Golden Hawk
La historia de esta marca de automóviles comenzó en 1736 cuando Peter Studebaker llegó a Estados Unidos. Seguramente, por ese entonces, este inmigrante y emprendedor holandés jamás imaginó el éxito que tendría en la industria automotriz estadounidense.
Durante muchos años, el trabajo de los Studebaker se enfocaría en la construcción de carrozas y carruajes, una actividad que fue consolidada por los biznietos del fundador original, Henry y Clem y a la que más adelante se unió su otro hermano, John, quien durante la guerra civil norteamericana, se comprometió con el Ejército de la Unión a entregar suministros militares. Así, a principios de siglo, la Sociedad Studebaker era el mayor fabricante de carros arrastrados por caballos, fabricando más de 75 mil unidades al año.
La marca se caracterizó por lanzar novedades técnicas con frecuencia, por sus hermosos diseños y la gran aceptación del público pese a sus pocos esfuerzos de marketing.
El Golden Hawk – ejemplar que se puede ver exhibido en el museo – desciende del Starliner 1953, con su motor V8, caja automática, sobre cargador centrifugo, fantástico y completísimo tablero de instrumentos vacuo metro, tacómetro además de los convencionales, con una potencia de 275 HP y aceleraciones espectaculares. Su velocidad alcanza los más de 200 km/h (125millas/h) por un costo inferior, y sin nada que envidiarle a los más emblemáticos modelos europeos por una fracción de su valor.